De acuerdo a un estudio realizado por la Universidad de Zúrich, Suiza, los genes son los culpables de que varias personas batallen todos los días por salir de la cama.
El estudio es llevado acabo por un grupo de científicos, que descubrieron que los hábitos de despertar de una persona reflejan a las células de su cuerpo, las cuales están equipadas con sus propios despertadores diarios.
El lider de esta innovadora investigación, Steven A. Brown del Instituto de Farmacología y Toxicología de la Universidad de Zúrich, Suiza, afirmó que “analizar el reloj interno humano, es una de las sorpresas más grandes, ya que la piel nos puede decir algo acerca de nuestro comportamiento, para mi es verdaderamente fascinante”.
Dormilones o Mañaneros.El estudio es llevado acabo por un grupo de científicos, que descubrieron que los hábitos de despertar de una persona reflejan a las células de su cuerpo, las cuales están equipadas con sus propios despertadores diarios.
El lider de esta innovadora investigación, Steven A. Brown del Instituto de Farmacología y Toxicología de la Universidad de Zúrich, Suiza, afirmó que “analizar el reloj interno humano, es una de las sorpresas más grandes, ya que la piel nos puede decir algo acerca de nuestro comportamiento, para mi es verdaderamente fascinante”.
Los voluntarios para realizar el estudio fueron seleccionados por el equipo del estudio mediante una publicidad en la televisión mostrada entre las 3 a. m. y las 4 a. m. “De esa forma obtuvimos a nuestros tipos madrugadores y a nuestros tipos noctámbulos”, explicó Brown.
Luego se tomaron las células de la piel de los voluntarios, se cultivaron en el laboratorio y fueron inyectadas con un gen de bioluminiscencia encontrado en luciérnagas. Estas células alteradas se prendían o apagaban de acuerdo a los patrones de sueño del individuo.
De esta manera, las células pertenecientes a los “mañaneros”, brillaban por el periodo más corto, mientras que aquellas pertenecientes a los “dormilones” brillaban por más tiempo, descubrió el estudio.
Luego se tomaron las células de la piel de los voluntarios, se cultivaron en el laboratorio y fueron inyectadas con un gen de bioluminiscencia encontrado en luciérnagas. Estas células alteradas se prendían o apagaban de acuerdo a los patrones de sueño del individuo.
De esta manera, las células pertenecientes a los “mañaneros”, brillaban por el periodo más corto, mientras que aquellas pertenecientes a los “dormilones” brillaban por más tiempo, descubrió el estudio.